Una vez, cuando era pequeño y casi no sabía andar ni hablar, pude observar como los agricultores lanzaban granos de trigo a la tierra. Pasaron las semanas y con la llegada de la primavera vi nacer exuberantes trigales como por arte de magia. A la par que el cereal fue creciendo, algunos rebaños de vacas pastaban en las praderas cercanas a los campos de cultivo sin apenas moverse del mismo sitio durante horas y horas. Yo las divisaba estáticas, prácticamente inmóviles, perennes en la tierra... rumiando, siempre venga a rumiar. Entonces, yo deduje que las vacas también se sembraban en un momento determinado y que luego nacían. Me imaginaba a los mismos sembradores del trigo depositando en el suelo semillas de vaca que posteriormente habrían de germinar: Primero unas puntitas de cuerno, a continuación las orejas, seguidamente la cabeza entera, después el cuerpo con el rabo para espantar moscas, más tarde las patas, y por ultimo las pezuñas. Surgían de la nada y directamente comenzaban a comer hierba sin parar.
qué ternura!
ResponderEliminarsólo un niño puede ser tan adorable en la magia de su pensamiento, un niño y las vacas!
un abrazo fuerte.
Un abrazo fuerte, Patricia.
ResponderEliminarCiao Antòniu.....la bellezza del tuo animo parte da lontano.......e arriva fino qui a piccoli passi....
ResponderEliminarE' un privilegio averti incontrato.
Un abbraccio con tutto il cuore.
Ciao Red... muchas gracias por tus palabras. Para mí también ha sido un privilegio haber
ResponderEliminarencontrado a ti y tu sensibilidad.
Un abraccio con tutto il cuore
As lembranças encantadoras de um menino criativo e sua vaquinha maravilhosa...abraços
ResponderEliminarO importante é nâo esquecer que somos meninos com pele de adultos. Obrigado... abraços
ResponderEliminarOTRO MUNDO SERIA SI FUERAMOS MAS NIÑOS EN NUESTRA ALMA , QUE DIFERENCIA HABRIA EN ESTE MUNDO !! HERMOSAS TUS PINTURAS !!
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