Viaje
a Andalucía. Verano.
Costa
de Granada. Como en un ritual que repito todos los años, aprovecho para
recolectar tierra caliza en las cercanías de Castell de Ferro. El Sol, se
muestra implacable pero amable al mismo tiempo... sudo a tope. Las manos se cubren de blanco. Al meterme posteriormente
en la mar, tiño su agua de color nieve.
A
la vuelta, en La Mancha, como de costumbre, recolecto tierra
arcillosa roja.
Al
cabo de unos días, retorno a Andalucía, cerca del faro de Trafalgar. Me
reencuentro, después de bastantes años, con la playa del Aceite en Conil,
que de nuevo me sorprende con sus acantilados multicolores… y recojo varias
bolsas de tierras rojizas y anaranjadas.
En otra playa paradisíaca, hago acopio de tierra arenisca amarillenta y tierra blanquecina (aprovechando
una concha grande, como herramienta).
Casualmente, descubro
un campo de cultivo recién arado, de una espectacular tierra arcillosa, igualmente roja, que al
tacto regala una cálida textura. En el contraste de colores del terreno, percibo una auténtica obra de arte. Recolecto generosamente.. y al
acabar, satisfecho, saboreo un delicioso higo de una higuera nutrida por
aquella tierra.
Al
ver todo el material recolectado, una amiga comenta: “Te vas a llevar media
Cádiz…”. Yo me río y pienso en las posibilidades pictóricas que me ofrecen las
tierras.
Y
me siento bien. Y me siento agradecido.
Bonjour,
ResponderEliminarUne très belle oeuvre. J'aime beaucoup...
Gros bisous ♡
Merci beaucoup.
ResponderEliminarGros bisous.