En medio del Nilo, en un barco, yendo hacia
el sur, en dirección a Aswan. El padre Sol de los antiguos pueblos, el dios Amón-Ra de los antiguos egipcios... luce con fuerza. Algunas
personas, turistas de diversos lugares del planeta, con el bañador puesto,
alrededor de la piscina del barco. Palmerales en las orillas, islotes con niños que nunca
han navegado su río en un barco como este, que nos saludan... dos mundos en un
mismo mundo, frente a frente. Otros barcos, también en privilegiados cruceros,
se nos cruzan.
Esta
mañana estuvimos en el templo de Edfu, una muestra más de la grandiosidad del
antiguo Egipto. Ante sus relieves, tan exquisitamente ejecutados, tan
magníficamente ideados (reflejo si cabe de un fabuloso y extraño universo de
dioses y diosas con cuerpos de humanos y cabezas de animales) siento profunda
admiración. Admiración hacia esa estética de varios miles de años de antigüedad que siento muy
cercana, que admiro y casi venero. Me impacta su perfeccionismo, su fantasía
sobrenatural... casi extraterrestre.
Cientos de fotos en la cámara, en los ojos y en el pecho... fuente segura de inspiración para mi futuro trabajo sobre papiro virgen adquirido en las cercanías de las pirámides, sobre tabla, o sobre cualquier otro soporte... con tierras, arenas, pigmentos naturales. Colores y alma, recuerdos de un viaje a la nación de las fértiles riberas; nación de un pueblo cuna de las civilizaciones y de la creación artística, en su más amplio sentido.
Gracias.
(Notas
de mi diario)
Photo by Antòniu
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