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lunes, 14 de diciembre de 2015

OTOÑO... RECOLECCIÓN DE PHYTOLACCA

El otoño regala multitud de colores, un espectacular arco  iris de tonalidades ( verdes, amarillos, naranjas, rojos, granates, violetas, dorados) ... en las hojas del bosque, en los frutos, en las bayas, en los helechos. Se podría decir que la naturaleza, en su propia esencia, en su presencia, es una auténtica obra de arte.
Este año quise recoger el fruto de una planta que me cautiva cada otoñada: la Phytolacca americana ( hierba carmín, fitolaca, uvas de américa, uvas de indias, grana enacernada, tintilla,  granilla, erva tintureira,  raïm de moro, uva di sarpi, faux vin etc.). Es una planta traída de América por motivos ornamentales que pronto se extendió por los campos de Europa. Posee propiedades terapéuticas y tradicionalmente se ha usado para teñir tejidos.
Recolecté varios kilos, en las cunetas del antiguo camino real entre Guijo de Santa Bárbara y Jarandilla de la Vera... cerca de las ruinas del convento de San Francisco. Era una tarde bastante nubosa, típica de finales de otoño, que al final me permitió sentir el tacto de la lluvia mientras recolectaba. 
Mis manos acogieron una llamativa impregnación magenta. Curiosamente, al atardecer, el cielo adquirió  precisamente una ligera tonalidad magenta.
Al día siguiente, pisé con mis pies el fruto recolectado, a la antigua usanza del vino... y posteriormente deposité el preciado fluido en tarros de cristal. Ahora toca experimentar en mis tablas.
Gracias otoño, gracias Madre Tierra