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martes, 16 de abril de 2024

CAMELL BLANC AMB ALES PORTADOR D'ESTRELLA

 

   Después de un periodo de tiempo en cierto letargo creativo, retomo los pinceles, mis tierras, mis pigmentos, mis ideas, y comienzo un cuadro.

Debo de agradecer el impulso a mi amiga Pepa de Mallorca, que conocí en el viaje al desierto del Sahara. Tras saber de mi trabajo pictórico, ella decidió encargarme un cuadro, y sin dudarlo acepté la propuesta.

Mi reencuentro con la Pintura Telúrica ha sido muy gratificante, y cómo no, me he inspirado en la experiencia vivida en la travesía por el desierto, comenzando a dar uso a los materiales que recolecté en aquel territorio.

En la elaboración del cuadro he buscado dejar una impronta positiva, tanto en el mensaje subliminal de la escena plasmada como en las "propiedades" inherentes a los recursos pictóricos empleados… lo merecía la persona receptora del cuadro. 

En definitiva, con “Camell blanc amb ales portador d’estrella” espero poder aportar un  grano de arena al espacio habitacional de mi amiga: belleza, y por qué no, un poco de buen Feng shui.

 

 Descripción:

No importa el contexto espacial ni el contexto temporal; quizá nos encontremos ante un universo paralelo en una época antigua, o quién sabe, si en un futuro lejano.

Un camello blanco* con piel de estrellas, alado, camina por un desierto de dunas multicolores portando entre sus tres jorobas una gran estrella dorada que inunda de luz a los ojos y los corazones que la contemplan. Tres astros guían sus pasos.

 *En diversas culturas (nómadas de Mongolia, Tuaregs, etc. ) los camellos y dromedarios de color blanco gozan de cierta veneración, siendo considerados animales portadores de suerte.

Material pictórico utilizado:

-Tierra arcillosa roja. La Mancha (astro central y mezclas)

-Pigmento naranja clásico (astro lateral y fondo)

-Tierra ocre. Francia (astro lateral y ala)

-Tierra caliza blanca. Castell de Ferro, Andalucía (cuerpo camello y mezclas)

-Arena dorada. Desierto del Sahara, Marruecos (dunas)

-Arena naranja. Desierto del Sahara, Túnez (dunas)

-Arena brillante con partículas de mica. Playa de Portugal (dunas)

-Arena rojiza. Alrededores de Larache, Marruecos (dunas)

-Grafito en copos. Alemania (franja del suelo)

-Humus negro. Galicia (franja del suelo)

-Tierra volcánica verde claro. Valle de Ucanca, isla de Tenerife (franja suelo)

-Tierra arcillosa amarillenta brillante, acantilados costa de Cádiz (franja suelo)

-Tierra violácea, tierra grisácea, tierra verdosa. Acantilados de Praia da luz, Algarbe, Portugal (franja suelo)

-Tierra gris ligeramente azulada. Montaña Arco Iris, Perú. (franja suelo)

-Óxido de hierro naranja. Río Bermejo, Las Alpujarras, Andalucía (franja suelo)

-Tierra arcillosa marrón. Garganta del Todra, Marruecos (franja suelo)

-Olivino, cristalito volcánico verde erosionado por la mar. Playa Montaña Bermeja, isla de Lanzarote (ojo de camello)

-Fragmentos de mica, Praia de Temperáns, Galicia y Montaña de Cuarzo, La Vera (patas de camello)

-Azul índigo. Marrakech, Marruecos (estrellas cuerpo camello y alas)

-Tierra verde. Italia (alas)

-Pigmentos violáceos. Zagora, Marruecos (alas, estrellas cuerpo camello)

-Pigmento dorado clásico (estrella)

 


"Camell blanc amb ales portador d'estrella"

 











Bocetos
 




  Boceto de una primera idea 

 


Dibujo rápido y notas en mi diario, en el Sahara

 

miércoles, 3 de abril de 2024

MATERIAL PICTÓRICO SAHARA 2023

 

 Durante mi viaje a Marruecos en el otoño de 2023 para realizar una travesía por el desierto del Sahara, pude recolectar diverso material para mis futuros trabajos pictóricos: Arena fina de las dunas del desierto; diversas muestras de tierra sedimentaria del fondo de un antiguo lago seco; pequeñas piedras encontradas en dicho fondo de variado colorido; fragmentos de sílex; tierra arcillosa sedimentaria rosada de las cercanías de la fortaleza de Ait Ben Haddou.

 También recolecté entre las dunas algunos huevos vacíos alargados de lagarto recubiertos de arena, con intención de experimentar con ellos en algún trabajo creativo. Desafortunadamente, durante el transporte, todos excepto uno sucumbieron. El superviviente, que conservaba como “oro en paño” en un frasco de cristal con arena del desierto, finalmente sufrió igual destino entre las garras de Kiwi, la gata adoptiva de la casa.

En la plaza Yamaal el Fnal de Marrakech adquirí varias piedras de azul índigo; y en una tienda de especias de Zagora, en las puertas del desierto, varios botecitos con pigmentos tradicionales marroquís violetas y magenta.

Todo ese material reposa en mi estudio de pintura, rodeado de montañas nevadas y el bosque con sus primeros brotes primaverales, lejos de la inmensidad del desierto y el sol abrasador.

Ahora observo, palpo e incluso huelo todo el material pictórico traído, impregnándome de nuevo de la grandeza y solemnidad de aquel territorio. Y voy comenzando a dar uso digno a dicho material en nuevos proyectos creativos.

 

 

Muestra de material pictórico

 

Arena del desierto del Sahara

 



Tierras sedimentarias del fondo de un antiguo lago en el desierto

 

Piedrecillas de antiguo fondo lacustre

 

Huevos de lagarto del desierto

 

Tierra arcillosa sedimentaria rosada. Ait Ben Haddou

 

Piedra índigo. Marrakech

 



Pigmentos de Zagora

 


 


 


 

lunes, 1 de abril de 2024

TRAVESÍA POR EL DESIERTO DEL SAHARA

 

“Lu qu’embelleci al desiertu –iju el prencipinu-, es qu’escuendi un poẓu en anguna parti…” El prencipinu.  Antoine de Saint-Exupéry. (“Ce qui embellit le désert, dit le petit prince, c'est qu'il cache un puits quelque part...Le petit prince)

 

    A finales de octubre y principios de noviembre del 2023, realicé una travesía de ocho días por el desierto del Sahara marroquí. Tuve la suerte de compartir la experiencia con un bonito grupo de personas, con el apoyo logístico impecable y generoso de varios hombres bereberes y sus camellos.  

No es fácil resumir cuanto viví  y sentí durante aquellas jornadas de caminata por el Sahara, de modo que dejaré escapar sensaciones de manera espontánea,  sin más:

Llegada a Marrakech, donde inevitablemente me invaden recuerdos de otros viajes con viejos amigos, de los cuales, alguno ya desapareció. Noche de luna llena, ascendiendo en solitario a un monte rocoso en las proximidades de Ouarzazate.  Kilómetros y kilómetros de palmeral en el Valle del Draa. El desierto de piedras entre montañas y cañones, como preludio. La inmensidad  del desierto de fina arena, con la grandiosidad de sus  dunas. La grandiosidad también de los propios pies caminando sin prisa ni objetivo concreto bajo el sol (en ocasiones deliciosamente implacable). Los amaneceres. Los atardeceres. Las huellas de multitud de seres silenciosos del desierto en las dunas, junto a las huellas de mis pisadas. Las ricas comidas compartidas a la sombra de la haima. Las fogatas nocturnas, con tambores y ancestrales cantos bereberes. Las noches en saco de dormir, entre dunas, bajo la cúpula celeste repleta de estrellas, y la mirada permanente de la constelación de Orión. Tener la oportunidad única y casual de poder sentir entre las manos, durante unos instantes, el suave tacto de un “pez del desierto”. Sacar agua de un pozo, idéntico al de la historia de “Le petit prince”. Y el valor del agua en los labios con sed. Y las risas, y la camaradería, y el diálogo interno sosegado.

A la vuelta, me reencuentro de nuevo con mi montaña, si es que algo es de alguien, en plena explosión de colores otoñales y con su verdor habitual.

¡Gracias Desierto! ¡Gracias Madre Tierra!

 

 


Marrakech. Plaza Yamaa el Fna

 

 

Ouarzazate



 

Valle del Draa