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lunes, 22 de febrero de 2016

INDIA

 En el mes de enero viajé a India: Delhi, Agra, Jaipur, Khajuraho, Varanasi y finalmente Rishikesh.
India es un hermoso país de contrastes, de desigualdades... y de buena gente.
Por supuesto, tuve el placer de contactar con el mundo pictórico: en las pinturas de algunos templos, en la pintura corporal religiosa, en la pintura ornamental de animales, en los pigmentos que encontré a mi paso...
En Rishikesh, pequeña ciudad a orillas del Ganges rodeada de montañas, tuve la suerte de conocer a Ajaj, un encantador muchacho que posee una humilde galería. En aquella galería, disfruté con la contemplación de bonitas pinturas realizadas en una cooperativa de mujeres de una aldea.
Los pigmentos que utilizan son exclusivamente naturales: tierras, extractos de cortezas de árboles y hojas, etc.
Cuando acabó la jornada laboral de Ajaj, me reuní con él en su casa. Allí, me enseñó amablemente, a obtener pigmento verde (mediante cocción y trituración) de unas hojas que en exclusividad fue a buscar para mí. También me hizo una demostración de cómo obtener pigmento rojo de la corteza del árbol Sindur, pigmento amarillo del árbol Haldi y pigmento negro del ahumado de un recipiente con una lámpara de aceite.
Antes de marchar de su casa, le compré unas pequeñas bolsas de sus preciados pigmentos que tuve que guardar en mi mochila según me advirtió, para evitar que algún mono atraído por el colorido me asaltara...
En Rishikesh, también merqué a una mujer y una niña que tenían pequeños puestos, algunas bolsitas de pigmento naranja y granate que se utilizan para decorar la frente... y en Varanasi, dos cajas con numerosos frasquitos de variados pigmentos con los correspondientes sellos metálicos para, igualmente, decorar la frente.
Con orgullo, transporté el valioso tesoro de aquellos pigmentos, a través de los millares de Kilómetros de vuelta a casa. Ahora, me deleito trabajando con ellos en mi taller. Y, por ejemplo, al oler el exquisito aroma a noble madera que deja el pigmento rojo de Sindur en mis pinturas, siento profundo agradecimiento... y cierta nostalgia.   


photo by antòniu

























































photo by antòniu